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Hiroshi Sugimoto

Hiroshi Sugimoto 

    Sugimoto, nació en 1948 en Tokio, Japón, estudió Política y psicología y posteriormente se graduó en el colegio de Bellas Artes de Art Center College of Design de Pasadena, California. Desde muy joven, mostró gran interés por la fotografía a la cual ha dedicado su vida (aunque se le considera un artista multidiciplinario). 

    Entre sus principales obras se encuentran: Dioramas (1975-1999), Theaters (1975-2001), Seascapes (1980-2002), Architecture (1997-2002), Portraits (1999) o Joe (2004), él, ha dicho que sus trabajos se encuentran fuertemente influenciados por el surrealismo y el dadaísmo así como por artistas de la talla de Marcel Duchamp, entre sus temáticas, siempre ha destacado una una profunda reflexión sobre la naturaleza de la percepción, de la ilusión, de la representación y de la vida y la muerte. 

En el presente trabajo, nos vamos a enfocar en dos de sus obras: Dioramas (1975-1999) y Portraits (1999) ya que considero que son las que más se acercan a la línea que estoy tomando en mi trabajo y representan un objetivo en la calidad que espero de mis fotografías.  

DIORAMAS (1975-1999)    


    Al concluir sus estudios de Bellas Artes en California, Sugimoto se muda a la ciudad de Nueva York, como parte de la exploración de su nuevo hogar, decidió visitar los lugares frecuentes y obligados a los que todo turista y neoyorquino debería de ir, entre esos, se encuentra en Museo Americano de Historia Natural de Nueva York, esta visita tuvo un gran impacto tanto en él como en su carrera artística pues encontró a su "musa" en los dioramas presentados en el museo. En ellos, Hiroshi encontró una ventana a un mundo cuya existencia había desaparecido o bien, era inaccesible para muchos, en un principio, estos dioramas le parecieron falsos; sin embargo, tras cerrar un ojo y verlo desde distintos ángulos, Sugimoto se percató de que podía ver como una cámara y en sus palabras "Un objeto falso, una vez fotografiado es tan autentico como el real" 



    Dejando del lado a Hiroshi, los dioramas del Museo Americano de Historia Natural de Nueva York son de tamaño natural, contienen animales disecados y figuras humanas altamente detalladas. En cuanto al fondo, mezclan una fotografía simulando profundidad en conjunto con elementos escenográficos construidos y colocados en distintos planos a fin de dar un panorama realista, esto le permite a Hiroshi maniobrar de mejor manera jugando con la distancia focal a fin de eliminar la distinción entre lo construido y la fotografía del fondo.    





    En cuanto a los valores utilizados por la cámara, Hiroshi emplea obturaciones muy lentas a fin de capturar los detalles, probablemente, el ISO de su cámara se encuentra entre 100 o 200 a lo mucho, emplea luces artificiales para poder iluminar mejor los sets y es muy factible que se apoye de un filtro CPL para poder re dirigir el brillo o "charolazo" proyectado por el vidrio o mica que se encuentra protegiendo los dioramas, sumado a eso, las fotografías son en blanco y negro, en el revelado, busca emular el uso de la gelatina de plata. Las fotografías son en gran tamaño. 

    
    Sugimoto fotografió los dioramas a lo largo de 24 años en los cuales fue perfeccionando su técnica y visión de los mismos a fin de poder engañar al ojo humano. En su basta colección, nos hace dudar de lo real y fantástico, de lo vivo y muerto  mientras nos lleva a través de un viaje a un pasado que nos podría parecer onírico o cinematográfico y al mismo tiempo, nos lleva a la pregunta ¿Cómo seremos recordados en el futuro? ¿Quedará alguna evidencia de nuestro paso cuando la humanidad haya llegado a su fin y...si es así y cómo serán visualmente? 






Portraits (1999)

    Esta serie es como una continuación "espiritual" de dioramas, en ella, Hiroshi vuelve a los origenes de su fotografía pero esta vez, se separa un poco del diorama y se enfoca puramente en el personaje, para esto, se translada al museo de cera de Madame Tussaud en Londres (aunque también toma algunas figuras del museo de Historia Natural). Portraits es también un tributo al estilo de pintura (específicamente de los retratos) de  Rembrandt, así como de otros artistas como Hans Holbein, Anthony van Dyck, y Jacques Louis David. En cuanto al mensaje, Sugimoto busca que estas figuras parezcan sumamente vivas y atemporales dando este sentido de inmortalidad y, una vez más, poniendo en duda lo real y lo imaginario al demostrar que los objetos, al ser fotografiados, se colman de vida y pasan a ser un registro inmortal. 


    En cuanto aspectos técnicos, encontramos soluciones similares a las anteriormente vistas como lo es las exposiciones largas para captar mejor los detalles (recurso que Hiroshi explota al máximo al tener modelos y paisajes estáticos), el blanco y negro se hace presente nuevamente así como las fotografías a gran escala. Encontramos cambios en ciertos aspectos como lo es la iluminación pues esta ahora busca dar un efecto dramático que se enfoque en las facciones y darle vida a estas así como la creación de un contraste con el fondo negro. En su mayoría, los personajes se encuentran en un plano de tres cuartos. 

    Este trabajo se vuelve sumamente rico en la demostrar lo pictórico y su relación con la fotografía y cómo es que esta ha aumentado las fronteras del retrato apoyado, claramente del ámbito tridimensional, el uso correcto de los elementos en la fotografía construida de la mano de Hiroshi hace que la imitación se vuelva lo imitado y, si a todos nos parecen retratos de personajes vivos o capturas de escenarios reales, entonces, citando a Hiroshi "Debemos reconsiderar lo que entendemos por estar vivos, aquí y ahora". 










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