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Susan Sontag "Sobre la fotografía" (Capítulo 4)

Capítulo 4- El heroísmo de la visión.

Este capítulo nos habla de cómo la fotografía a afectado la manera de ver las cosas desde su invención a la contemporaneidad en la que fue escrito. Recurre mucho al fotógrafo Weston, sus trabajos e influencias para ejemplificar dicha evolución aunque también muestra otros puntos como el de Lawrence cuyos puntos de vista llegaban a chocar con los de Weston, mientras que este último buscaba un nuevo descubrimiento a través de la naturaleza, Lawrence se inclinaba más a una búsqueda de restaurar las percepciones de la vista.

El texto comienza resaltando la belleza que hemos aprendido por medio de la fotografía, es innegable que salvo algunos casos, la gente busca documentar aquello que cree bello aún cuando lo que se está retratando sea algo que se considere feo, de ahí que podemos ver que algunas personas tienen miedo de la cámara pues buscan una foto ideal de ellos. Podemos sacar de esto el concepto (y envidia) de ser fotogénico.

 Las fotografías pueden y deben ir más allá de la realidad pues retratan no sólo lo que es visible al ojo humano. Con las primeras fotografías  se consideró que la fotografía era objetiva e imparcial; sin embargo, esto cambió cuando las personas se percataron de que la foto no sólo muestran lo que está ahí sino cómo lo ve el individuo. La cámara trajo consigo una necesidad de capturar imágenes sorpendentes, muchas veces estas fotografías presentan lo que ya hemos visto de un modo totalmente distinto.

La fotografía impulsó a una nueva concepción de la belleza: lo que el ojo no ve o no puede ver, de igual manera, ayudó a establecer la conexión entre la ciencia y el arte. Weston considera que también liberó al pintor de su necesidad de retratar las cosas en un corte realista para poder trascender de lo puramente visual. Esto no implica que por ello la fotografía se quede atrás en dicha tarea, Weston también defiende que la fotografía debe de depurar los sentidos, mostrarnos lo que los ojos ciegos no pudieron ver. Esto lo demuestra con sus fotografías donde busca deshumanizar al humano y humanizar objetos que no lo son mediante la "manipulación" que se puede dar con la cámara. No es sorpresa que las fotos que decidieron ir más allá del ojo humano fueran tan exitosas pues facilita al ser humano a conocer más allá. Los diseñadores de la Bauhaus quedaron perplejos ante este tipo de trabajos e influenciaron sus obras posteriores. 

La autora advierte un fenómeno que comienza en su contemporaneidad pero que aún podemos encontrar en la nuestra y es este cambio radical en la estética que parece que se encuentra enemistado con lo bello pero, irónicamente, las nuevas generaciones de fotógrafos han sabido acomodar tanto al modelo estereotipado tanto al "desagradable" en su propio lugar dentro de la belleza volviendo al postulado que se hace al principio del capítulo; aún cuando lo que se retrate no sea estético, sigue siendo bello.

El capítulo finaliza con un problema que se da con las fotografías y sus contextos, pues si bien, esta cuenta una historia por sí misma, el estar acompañada de pies de foto o al estar colocada bajo ciertas condiciones,  tiene la capacidad de narrar algo distinto. Hay que tener cuidado con este fenómeno. 

La evolución de la concepción de qué es lo que debe retratarse me parece interesante, una de las frases finales del capítulo me pareció la más acertada para resumirla "La fotografía debe de explicarle el hombre al hombre" y creo que este intento se ve reflejado en las técnicas y postulados que se han presentado a lo largo del texto, como reflexión, esta lectura me ha motivado a evaluar mis fotografías de nuevo y descubrir qué es lo que quieren darme a conocer acerca de mí mismo y entender mejor cómo es que veo el mundo, qué es lo que me parece bello o con valor suficiente para ser retratado ¿Qué es lo que quiero contar ya dónde quiero ir?

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